Correr ¡qué bonita sensación!
Pero hacerlo, con poca o nula visibilidad en los ojos, no es de locos es de personas con corazón de GIGANTE.
Mi cabeza no para de pensar ¡JODER! ojalá pudiera confiar tanto en los demás como ellos en nosotros, sus GUíAS. Para ser sincera ese nombre me produce conflicto, pues en realidad las pocas veces que lo he hecho, no he sentido que sea yo quien guié sus pasos, por el contrario cada vez que tomo el lazo del otro extremo, la TERAPIA recién comienza. Descubro que mi carácter es amargo en comparación con los chipazos de alegría del atleta que acompaño, sus zancadas vienen acompañadas siempre de sabiduría y mientras voy contabilizando cada km, ellos en cambio disfrutan todo tipo de sensaciones y experiencias, entonces me cuestiono ¿estoy viviendo con confianza o con miedo?
Acá una breve anécdota: el sábado pasado corrimos enmedio de la lluvia, NOOOO corrijo fue una tormenta, calles inundadas, tenis convertidos en polainas, jóvenes saltando charcos cual caballos sin control; sin embargo Grace y yo estábamos ahí, empapadas al tope pero decididas por una sola cosa: cruzar la meta "SIN incidentes". Preguntarán ¿por qué sin incidentes? porque las irregularidades en el piso que usualmente se detectan en ruta son visibles y en esta ocasión tanto baches, coladeras pluviales y topes estaban cubiertos por agua. Así que, lo que para algunos fueron 5 kms de desmadre, para nosotros fue una gran hazaña.
Muy a pesar de la lluvia torrencial, los truenos y los gritos, nunca percibí a Grace dudar, ella era toda carácter, bastó con preguntar dos veces la ubicación para trazar en su mente cada calle recorrida, sabía exactamente dónde estábamos y hacia dónde nos dirigíamos, a raíz del exceso de lluvia no paraba de bromear -Si tienes sed ¡basta con sacar la lengua! mientras reía.
Pero sin duda la mejor parte fue cuando el agua rebasó nuestros tobillos, tomábamos un ligero ascenso y sentimos cómo la corriente iba en sentido contrario con fuerza, entonces ella me dijo ¡NO TEMAS, DIOS NOS BENDICE EN LAS TORMENTAS, sus palabras me regresaron a la superficie y aún sigo pensando en ellas.
La vida se asemeja mucho a una carrera, te emociona llegar a una meta, objetivo o un sueño, pero ante ella TODOS PADECEMOS ALGÚN TIPO DE CEGUERA pues desconocemos lo que hay delante, será inevitable que en el camino surjan tropiezos, caídas o momentos irregulares, sin embargo al lado de Grace aprendí que cuando tenemos la humildad de dejarnos guiar encontraremos en el camino a personas que nos alentarán de diferentes formas, quizá con una palmada, un abrazo o incluso nos tenderán la mano para levantarnos, de eso se trata la "vida" de apoyarnos unos a otros.
Creo que todos alguna vez deberíamos vivir este tipo de experiencias, seamos corredores o no, porque así recordaremos lo dichosos que somos en el ahora y lo felices que podemos ser, si nos atrevemos a hacerle frente a la adversidad con "confianza", eso es lo que hace a las personas extraordinarias.
No quiero terminar este post sin antes agradecer la invitación y confianza brindada por el TEAM GACELAS liderado por el coach Ramón Camacho Aquino en apoyo de la profesora Irma Suárez, su labor y entrega al igual que, la de sus atletas y guías son dignas de podio.
¡Gracias por la enseñanza!
Con afecto Denisse Fernández
Twitter @FénixRun_México @d3ni553_ff

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